Cuando se trata de accidentes laborales, hay una posibilidad en la que muchas personas no piensan habitualmente y que sin embargo se da con mucha más frecuencia de la que podría parecer: cuando se va o vuelve del puesto de trabajo a casa.
En estos casos estamos hablando de un accidente in itinere, que aunque pueda sonar complicado no es más que eso, un accidente en esos trayectos. El concepto es bastante sencillo en principio, pero con el tiempo se ha ido ampliando y es necesario conocer bien sus circunstancias concretas para saber cuándo se aplica y cómo debe procederse en caso de que se dé uno, pues un accidente in itinere tiene siempre consideración de accidente laboral.
Cuándo un accidente se considera in itinere
Para que el accidente pueda ser considerado in itinere, es imprescindible que se cumplan las siguientes circunstancias:
- El desplazamiento debía realizarse por motivos laborales, ya fuese para iniciar la jornada laboral como al haberla finalizado.
- El accidente debe haber ocurrido dentro del tiempo prudencial que es habitual invertir en el trayecto.
- Debía estar usándose el medio de transporte habitual e idóneo.
- El trayecto debía ser el normal, aunque no es necesario que sea siempre exactamente el mismo.
- El trayecto debía haberse iniciado ya.
Además de todas estas condiciones, hay matices importantes que un profesional podría encontrar significativos o importantes, aunque ese ya es un terreno fuera del alcance de los no expertos.
Requisitos de un accidente in itinere
La responsabilidad de demostrar que el accidente ha sido in itinere, y por tanto de tipo laboral, recaen en el trabajador. Esto quiere decir que es él quien tendrá que tomar las medidas necesarias para poder demostrar que los requisitos se han cumplido. Estos son:
- Teleológico. El desplazamiento se hace a fin de ir o volver del puesto de trabajo.
- Topográfico. La ruta escogida es la normal.
- Mecánico. El medio de transporte es el habitual y el adecuado teniendo en cuenta la distancia a recorrer.
- Cronológico. El tiempo transcurrido en el trayecto es también el normal.
Este último punto puede dar lugar, y lo da, a numerosas discusiones, pues no es raro que en el trayecto se den interrupciones como compras puntuales u otras circunstancias parecidas que aparecen en el trayecto. En algunas sentencias se ha reconocido igualmente estos casos como accidente in itinere, aunque depende de cada uno en concreto.
Qué hacer en caso de accidente in itinere
Puesto que recibe la consideración de accidente laboral, es muy importante que el trabajador actúe en consecuencia y acuda a la mutua correspondiente a su empresa en cuanto pueda. Si el accidente ha sido grave o no es posible desplazarse a la mutua por otros motivos, será necesario que el centro de salud o el hospital al que se haya acudido recoja en sus informes médicos que se trata de un accidente laboral. Si fuese posible, conviene que la ambulancia o la policía dejen parte del accidente a fin de probar lo que ha ocurrido.
Tras esto, la propia mutua será quien supervisará el estado del trabajador para darle el alta cuando sea conveniente.
Indemnización y baja laboral en un accidente in itinere
De nuevo, el hecho de que se trate de un accidente laboral es lo que marca cuáles son las indemnizaciones correspondientes en caso de baja o lesiones por un accidente in itinere.
Si el accidente deja secuelas el trabajador puede tener derecho a una indemnización por lesiones permanentes no invalidables y, si el accidente provoca incapacidad parcial para la ejecución de su profesión, esta puede llegar a superar el valor de 24 veces su salario.
En cuanto a la baja, si las lesiones no permiten incorporarse de inmediato al puesto de trabajo el trabajador tendrá derecho a una prestación por incapacidad temporal, el valor del 100% de la base reguladora incluso si no estaba dado de alta en la seguridad social. Si la empresa llegara a despedir al trabajador mientras está de baja, podrá seguir cobrando la prestación hasta recibir el alta igualmente.
En cualquier caso, y si se trata de un accidente con secuelas, se recomienda siempre acudir a un abogado, puesto que estos accidentes pueden dar lugar a una gran cantidad de pequeños detalles de gran importancia. Es cierto que el trabajador asegurado tiene derecho a un abogado gratuito por parte de la mutua, pero en muchas ocasiones estos tienden a velar más por los intereses de la aseguradora que por los del propio accidentado.