Una empresa funciona a base de trabajo, conocimiento e inversiones inteligentes. Este último punto es fundamental no sólo para que la empresa sea capaz de mantenerse, adaptándose a las circunstancias siempre cambiantes del mercado, sino sobre todo para crecer y aspirar a conseguir mayores beneficios. 

El CAPEX es una de las herramientas más claras y útiles con las que cuentan los empresarios para evaluar la eficacia de sus inversiones. A continuación vamos a profundizar más en este concepto, así como explicar detallada la fórmula para calcularlo y los criterios para su correcta interpretación.

¿Qué es el CAPEX?

Como otros muchos indicadores de uso común actualmente, CAPEX responde a unas siglas en inglés, si bien hace referencia a una realidad que experimentan empresas de todo el mundo y toda condición. En concreto, por CAPEX entendemos el gasto en capital (Capital Expenditure), en contraposición al gasto operativo de la compañía, que a menudo se nombra como OPEX (Operational Expenditure).

Ahora bien, ¿a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de capital? Dentro de este término englobamos todos los activos inmovilizados fijos de la empresa, es decir, aquellos bienes que se necesitan para desarrollar una actividad económica y que permanecen en la compañía por un plazo superior a un año. 

Esto lo diferencia de los bienes fungibles y del capital circulante.

A través del cálculo del CAPEX obtenemos la cifra total que nuestra empresa precisa invertir para mantener, actualizar o comprar vehículos, inmuebles, maquinaria pesada y, por extensión, cualquier elemento perdurable en el tiempo que se necesite para trabajar.

Dado que uno de los factores que tiene mayor incidencia en el flujo de caja de una compañía son, precisamente, las inversiones, es difícil exagerar la importancia que tiene el CAPEX para determinar tanto la salud económica de la empresa como sus posibilidades reales de aumentar su margen de negocio.

¿De qué elementos se compone el CAPEX?

El gasto en capital fijo que lleva a cabo una empresa se puede dividir en dos categorías en función del objetivo que persiga dicha inversión. Así pues, cuando llega la hora de calcular el CAPEX distinguimos entre CAPEX de mantenimiento y CAPEX de expansión. A la hora de discernir como generar leads en redes sociales, es necesario adaptarse al entorno de cada una de estas plataformas. No todas ofrecen las mismas herramientas ni tienen el mismo tipo de público.

  • CAPEX de mantenimiento: Por su propia naturaleza, los bienes de capital inmovilizado pierden valor con el tiempo y sufren un desgaste que hace necesario un determinado desembolso. El CAPEX de mantenimiento, también llamado a menudo inversión de reposición, está destinado a asumir el gasto en reparaciones y amortización de los activos fijos, procurando que se encuentren siempre en condiciones de ofrecer una operatividad que iguale el nivel de actividad actual. En pocas palabras, el CAPEX de mantenimiento es la cantidad de dinero que la empresa debe gastar para que sus máquinas, sus vehículos, sus edificios, etcétera, sigan funcionando como de costumbre.
  • CAPEX de expansión: Como es fácil deducir por su nombre, el CAPEX de expansión refiere directamente a la inversión que la empresa debe afrontar en capital fijo para incrementar su volumen de ventas, de cara a lograr mayores beneficios. Esto no sólo implica la adquisición de nuevas máquinas o infraestructuras más sofisticadas, sino también el gasto en mejora de los activos ya existentes en la empresa.

¿Cómo se calcula el CAPEX?

Con los datos contables de una empresa en la mano es bastante sencillo calcular el CAPEX mediante la siguiente fórmula:

CAPEX = Inmovilizado Material Neto (año t) – Inmovilizado Material Neto (año t-1) + Amortizaciones (año t)

Vamos a desgranar estos elementos paso a paso.

En primer lugar hemos de determinar, basándonos en nuestro balance, el conjunto de los activos inmovilizados, descontada su amortización acumulada (Inmovilizado Material Neto) del año actual (año t). 

Luego, a esa cantidad debe sustraérsele el mismo concepto del año anterior (año t-1), para, finalmente, agregarle al total el desembolso en amortizaciones, tal y como refleja nuestra cuenta de resultados del año en curso.



¿Cómo podemos interpretar el CAPEX?

Como ocurre con el resto de indicadores económicos de una empresa, el CAPEX sólo nos ofrece información parcial que necesita de una adecuada contextualización y complementación para resultar verdaderamente útil. 

Para empezar, hay que tener en cuenta que no siempre un CAPEX elevado será sinónimo de una situación positiva. Es posible que la acumulación de activos fijos no responda a un incremento de la actividad de la empresa, con lo que nos encontraríamos ante un caso de sobreinversión que puede provocar pérdidas en el futuro. 

Asimismo, las compañías se enfrentan durante su actividad a épocas de capitalización y descapitalización eventuales, cuya efecto perturbador no es discriminado por el CAPEX, impidiendo así obtener una imagen realista.

En cualquier caso, es recomendable usar el CAPEX junto con otros indicadores que permitan comparar datos pertinentes, como el EBIDTA, el beneficio contable o el nivel de ventas de la empresa.

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